Por: Fernanda Murillo
Fue el 24 de Agosto de 2010 cuando se encontraron los cuerpos de 72 migrantes centro americanos tirados en un predio del estado de Tamaulipas; las imágenes y las noticias fueron rápidamente esparcidas por internet, y quedaron grabadas en las cabezas de las personas para siempre.
Un funcionario federal dijo que un testigo declaró a las autoridades que los 72 asesinados encontrados en una fosa al interior de un rancho en inmediaciones de San Fernando, Tamaulipas, eran migrantes. El testigo pidió no ser identificado y, declaró ser un migrante indocumentado de origen ecuatoriano que logró escapar.
La Procuraduría General de la República (PGR) inició la averiguación previa, por el asesinato de los 58 hombres y 14 mujeres de diferentes nacionalidades. Los hechos se derivaron después de que, en un puesto de control carretero que personal naval mantiene en las inmediaciones del citado lugar, arribó un hombre para solicitar apoyo médico, ya que presentaba una herida por arma de fuego. El herido denunció haber sufrido la agresión por parte de miembros de un grupo delictivo, en un rancho cercano al puesto de control.
“Por tal motivo, personal de Infantería, con el apoyo de unidades aeronavales, se dirigió al área indicada, avistando desde el aire a los infractores de la ley, quienes al notar la presencia de los elementos de la Armada de México abrieron fuego e iniciaron la huida a bordo de varios vehículos”, se señaló en un comunicado.
En su declaración, la víctima aseguró que él y un grupo de migrantes de diferentes nacionalidades viajaban de ilegales rumbo a Estados Unidos y en un rancho fueron interceptados por delincuentes que dijeron pertenecer a un grupo delictivo; les ofrecieron trabajo como sicarios, y como se negaron se dio la orden de asesinarlos a todos (la mayoría eran brasileños y ecuatorianos).
La embajada de Ecuador dijo a EL UNIVERSAL que no emitirán ningún mensaje oficial hasta tener toda la información de los hechos, luego de que se diera a conocer que un sobreviviente del ataque es un ciudadano ecuatoriano.
Fuente: EL UNIVERSAL
Debido a lo anterior las organizaciones de defensa de los derechos de los migrantes levantaron la voz dentro y fuera de México, las autoridades de todos los niveles de gobierno dieron solo excusas.
Los días posteriores a la masacre el tema se abordó en los noticiarios, en los blogs y en los medios sociales desde todas las aristas posibles. Pocas voces, sin embargo, buscaron dar un vistazo a los días previos a la masacre, a la historia de quienes murieron, a lo que dejaron atrás. No fue sino hasta que un grupo de periodistas mexicanos encabezados por Alma Guillermoprieto decidió voltear a ver a los seres humanos que murieron en Tamaulipas, que cada uno de esos cadáveres adquirió un rostro y recuperó su historia y su dignidad en medio de la tragedia.
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